martes, noviembre 18, 2008

La Diputación tiene un museo oculto

Article de LLUÍS PERMANYER a
La Vanguardia 13/11/2008


EL ÁLBUM

Desde que fue retirado del Palau Güell, sus riquísimos fondos han estado siempre almacenados

Por razones que ahora no vienen al caso, necesitaba ver una de las maquetas que para la escenografía de la versión para ballet de Carmen creó en 1948 el gran pintor Antoni Clavé.

La primera sorpresa desagradable fue descubrir que la guardan dentro de una caja. Me disgustó. Y es que en plena portada de La Vanguardia (20 de abril de 1980) le pedí que donara al Museu de les Arts Escèniques de Barcelona algunas de las obras que había creado en su etapa de escenógrafo y figurinista de teatro, ballet y ópera entre 1947 y 1955. Clavé me atendió el ruego y con su generosidad proverbial hizo donación de las maquetas de las escenografías de El cercle de la por,Don Perlimplín y Carmen.Sólo puso una condición: que permanecieran expuestas.

La segunda sorpresa aún más desagradable fue descubrir la razón por la que éstas no se exhibían: el Museu de les Arts Escèniques de la Diputación de Barcelona carece de sede. De ahí que todo cuanto atesora esté metido en el almacén.

Dije atesora, y dije bien, puesto que sin exagerar puede ser estimado como uno de los más importantes de Europa en su género. Se originó en 1921 y su punto de partida fue la donación de unos 50.000 documentos que había reunido el crítico Marc Jesús Bertran. No se trata ahora de seguir el hilo azaroso de este museo, que se ha enriquecido con no pocas adquisiciones y donaciones de coleccionistas, verbigracia las de Borràs, Guimerà, Tórtola Valencia o sobre todo la de Artur Sedó. Todo esto permanecía desde 1954 conservado y en parte expuesto en la última sede del Museu de les Arts Escèniques: el Palau Güell.

La restauración del soberbio edificio gaudiniano, primero, y la puesta en pie en Montjuïc de todo un flamante edificio nuevo para el Institut del Teatre propició que el citado museo tuviera que ser almacenado, a la espera de la nueva sede prometida entonces por la Diputación de Barcelona. Esta situación insostenible se arrastra inalterada desde 1989.

Una buena sede podría ser el edificio vecino que albergó la Prensa durante la Exposición de 1929, o también el Arnau o el antiquísimo teatro Principal, si se municipaliza; no sé. Lo que sí sé es que la situación actual, de clandestinidad vergonzante e intolerable, no la puede mantener por más tiempo la Diputación de Barcelona.